viernes, 11 de febrero de 2011

Ya sabemo a que jugamo!

Las revelaciones raramente ocurren en la vida, a mi me llegó el pasado domingo después de la declaración de una de las grandes promesas fallidas que aun hace delirar fanaticadas alimentadas con frijoles y lechona, el cerebro del cuadro envigadeño Néider Yesid Morantes.

Durante la corta entrevista que amablemente ofreció después de ser retirado del césped del Atanasio, una de sus palabras me conmocionó como Shakira y Piqué a la prensa rosa española; después del estado cuasi-catatónico en el cual caí por algunos segundos se ‘me abrió el arco’ y comprendí, finalmente, a que jugamos en Colombia; Queridos lectores, en el país del sagrado corazón se juega al 'FUBOL'.

Mas allá de ser un poco lengüisopa, el gran Néider acuño un anglicismo deformado que encarna el por que de nuestros jugadores, de nuestros equipos y por supuesto, de nuestra selección.

En mi humilde opinión, la trascendencia de esta pseudo-palabra radica en que ‘FUBOL’ carece de la letra T, inicial de las palabras Táctica, Técnica y Transparencia, las dos primeras base del FÚTBOL como disciplina y la última, necesaria en la gestión del mismo como empresa.

Se podría pensar que este pequeño inconveniente en el habla no es diferente al de la señora que hace mercado en el ESITO, o al de la grillita que pide un TASI y pasa ESPETACULAR en una fiesta ELETRONICA, y en principio me incline a pensar que efectivamente no tenia mayor relevancia, pero no es así; ‘FUBOL’ es solo la punta del iceberg.

El fútbol, mas allá de su fuerte componente emocional, es una disciplina que sustenta un negocio enorme y muy competitivo, el cual produce cifras exorbitantes en transferencias y premios al otro lado del atlántico. Curiosamente, los jugadores nacidos en esta patria exótica raramente son protagonistas en ese mercado de pases, o parte de las instituciones que disputan las mas importantes ligas del mundo, lo cual es perfectamente comprensible desde el punto de vista económico.

Para explicarlo les pido pensar en un caso hipotético donde existen dos jugadores con condiciones naturales similares, uno de ellos es originario de Tumaco y el otro es, digamos, argentino. Mientras el joven argentino es llevado a vivir a un club desde temprana edad en donde es disciplinado, aprende de táctica, y es fundamentado técnicamente al transitar un proceso de divisiones inferiores que lo lleva a debutar en primera, la promesa colombiana, usualmente humilde, sigue conviviendo con los problemas diarios de su familia, rodeado por amigos que hacen ‘vueltas’, alternando su entrenamiento con borracheras y pensando en que monstruoso equipo de sonido va a despilfarrar sus primeros pesos. Así, al cabo de algunos años, el jugador colombiano ‘GRACIAS A DIOS!’, llega a debutar en primera, donde a razón de sus condiciones tiene un semestre destacado y es vendido a un club en el exterior entre elogios desmesurados de algunos periodistas alopécicos autodenominados doctores y varias quincenas adeudadas por parte de su mal llamado club.

El problema crece exponencialmente en este punto que es donde su mala educación, no solo futbolística sino básica y en valores, comienza a marcar diferencia; su escasa preparación le hace extremadamente difícil adaptarse a otro entorno cultural, aprender un idioma, entender y acatar los lineamientos tácticos del cuerpo técnico, soportar un entrenamiento físico intensivo y por supuesto, jugar dos veces por semana.

Así, no es extraño que a su vuelta a Colombia haga declaraciones donde justifica su incompetencia en el arraigo a su tierra y costumbres: ‘es que allá lejo no hay sopita de mi amá; ‘no es que po allá hace mucho frío’; ‘es quel tenico no me trataba con repeto’; ‘ese fubol de po allá solo e corré y da pata, y ayo soy un fubolista muy tenico’ y la que rompió todos los esquemas ‘es que me dio depresió’.
Estimados lectores, no culpo a los jugadores por ser como son, porque la diferencia entre ‘fubol’ y ‘fútbol’ es en realidad sistémica; En Colombia nos encontramos dentro de un sistema corrupto, con mínima articulación entre sus componentes los cuales a su vez carecen de las competencias básicas para desarrollar sus funciones; no estoy hablando solo de mentalidad, estoy hablando de un estatuto de sostenibilidad financiera al cual se deben ajustar todos los equipos, de una visión integral en la formación del futbolista, de una re-restructuración del sistema de divisiones inferiores, de innovaciones mercadotécnicas que les permitan a los equipos mejorar sus ingresos, de una normativa mas estricta en cuanto a los contratos que firman equipos con patrocinadores y jugadores, de dirigentes capacitados que administren transparente y coherentemente sus instituciones, de sanciones ejemplares para los antisociales que generan disturbios en los estadios; Estoy hablando de ‘Fútbol’, con ‘T’ de técnica, táctica y transparencia, que aproche al máximo todo ese talento y lo transforme en los triunfos por los cuales llevamos una vida esperando.

Diego Fdo Zapata 

2 comentarios:

  1. Bueno es un poco crudo, pero no deja de ser la verdad, es un enfoque bastante objetivo y creo que justifica ampliamente el porque de la frase "Jugamos como nunca y perdemos como siempre", definitivamente el problema es cultural y de formación.

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  2. Buena apreciación sobre el país y lo malo y repetitivos que pueden llegar a ser casi todo los columnista deportivos ,en cambio este tiene tintes de un buen humor oscuro gracias.

    att: Pedro Mejía C.

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